jueves, 14 de abril de 2011

Subiendo el volumen.

 Enciendo mi vieja radio. Comienzo a desprenderme de mi ropa y me meto en la ducha. Una vieja canción comienza a sonar, se mezcla con el sonido del agua al caer y con alguna que otra nota desafinada que sale de mi boca. Me sumerjo en ese mundo y me olvido por completo de todo. Comienzo a tararear y me siento genial, desprendo decenas de palabras y una mezcla de felicidad y melancolía se funden dentro de mí. Adoro escuchar canciones que hace años que no oigo, me transporta a ellos y recuerdo con ternura. Bajo el dulce sonido del jazz aparece una voz que, en principio, me parece lejana. Poco a poco se acerca y me habla. Sorprendida cierro la ducha y elevo el volumen de la radio. ¿Es a mí? Vaya, eso parece. Desconcertada  escucho atentamente, comienza a recordarme cientos de momentos en los que fui feliz,  vivencias que solo yo puedo recordar. Vagamente comienzan a aparecer, oigo voces, música, risas...Me sonrío y continúo duchándome. Mientras la música se acaba logro escuchar unas últimas palabras,
            [...] No te preocupes por el tiempo, no puedes detenerlo pero sí disfrutarlo.

Laura :)                                                                                                                                            

domingo, 3 de abril de 2011

Calzando altos tacones.

 Descalza, camina por la ciudad. Su inseguridad acelera a medida que avanza, cada paso lleva consigo una superación. Se siente pequeña e indefensa, su cabeza da mil vueltas y no logra seguir su camino. Está un tanto perdida y camina sin rumbo. Los transeúntes la observan y mientras, un leve murmullo comienza a escucharse. Desconcertada se gira y los observa, simples gestos se asoman tras ese gran grupo de personas. Ocupados, tristes, atónitos, felices, agobiados... personas al fin y al cabo. Cada una con su propio mundo y con su propia vida. Cada cual diferente e igual a la vez. Medita durante unos segundos y cae en la cuenta. Todas y cada una de ellas se sienten como ella, en algún momento de su vida han sufrido las mismas preocupaciones e inseguridades. Todos nos hemos sentido pequeños e insignificantes alguna vez,  por lo que se sonríe a sí misma y se siente mejor. Esas miradas que aparentemente parecen atónitas y extrañadas, son en realidad miradas comprensivas lo que hace que se sienta segura.  Los observa por última vez y sonríe.
    Ahora crece con cada paso, se calza unos altos zapatos de tacón y avanza.

Laura:)