viernes, 28 de enero de 2011

Recuerdos.

 Es simplemente una maleta llena de recuerdos. Llena de vivencias y de experiencias, buenas o malas pero que quedarán guardadas para siempre. De hecho, muchas de esas vivencias no las recordamos hasta pasados unos años y de repente, nos viene un recuerdo que nos hace volver a disfrutar de ese instante. Sonreímos y pensamos, ¡vaya, cuánto tiempo ha pasado!. Algunos de ellos los recordamos con más frecuencia pero hay otros que los escondemos tan bien, que nos es complicado encontrar. A veces tengo miedo de olvidar momentos que creo que serán para siempre. Pienso y digo, puede que dentro de unos años me acuerde pero... ¿y si no lo hago? Cada día vivimos experiencias nuevas, conocemos gente y pensamos diferente, me gustaría poder guardarlo todo sin olvidar ningún detalle. Es el tiempo como siempre, el que nos hace recordar y olvidar. Es siempre él.
 Al fin y al cabo, nada de lo que ocurre se olvida pero debemos rebuscar para encontrarlos.

Laura :)                                                                                                                                                

sábado, 22 de enero de 2011

Amaneceres

 Como cada amanecer se posó sobre la ventana y contempló en silencio los rayos de sol que entraban en la habitación y que la hacían despertarse poco a poco. Esa mañana se había adelantado, aún no era hora de despertarla así que se quedó observándola un largo rato. Ternura era lo que le transmitía, somos tan indefensos mientras dormimos... Puesto que aún quedaba tiempo para que se despertara y en el exterior nevaba con intensidad, decidió entrar sigilosamente y sentarse sobre su cama, con mucho cuidado. Simplemente la observó y le rogó al sol que esperase unos instantes para despertarla, quería estar a solas con ella. La abrigó y colocó las sábanas en su sitio, en estos días de invierno el frío está presente en todas partes. Le deseó un buen día y esta vez se aventuró y se acercó suavemente hasta sus cálidos labios y la besó mientras le susurraba unas bonitas palabras que solo ellos dos conocían. Acto seguido, abandonó la habitación y esperó a que se despertarse para marcharse, quedándose en la ventana observándola.  Y así, día tras día. Al amanecer recorría el pequeño camino que la separaba de ella y la acompañaba en sus últimos minutos de sueño. Ella nunca lo supo, pero él siempre estuvo ahí, protegiéndola.
 Deberíamos usar más las gafas para conocer a esas personas que, aunque invisibles, están siempre ahí. Busquémoslas.
Laura :)

viernes, 14 de enero de 2011

Y escapar...

 Como cada día, al caer la noche y asegurarse de que todos dormían, huyó de la rutina diaria y escapó a un lugar del que solo ella era dueña de su vida. Aquel que solo ella podía encontrar y disfrutar al menos durante unas pocas horas. Unos pocos instantes que la hacían crear un mundo imaginario e irreal pero donde las penas desaparecían y podía ser un poco feliz. Estaba pintado con hermosas palabras e increíbles hechos que borraban los momentos más oscuros y tristes que tenía su vida. Allí podía olvidarse de todo y simplemente disfrutar, inocente y risueña, dándole un toque de aire fresco a su vida. Tristemente, como todo lo bueno, terminaba. Cada mañana al sonar el despertador se despertaba de esos largos sueños que tan bien le hacían. Cada mañana interrumpía esa gran película que se proyectaba por la noche en su cabeza. Gracias a ellos podía levantarse cada mañana con una sonrisa en la cara y enfrentarse a los problemas del día a día. Eran sueños al fin y al cabo, pero  la hacían despreocuparse y disfrutar. Sueños que la transportaban a lugares especiales y que solo ella conocía. Sueños...
                 Sueña siempre y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr.

Laura :)                                                                                                                                                 

viernes, 7 de enero de 2011

Búscala

 Creo que ya no estás donde tenías que estar. Te has desplazado, has ido apartándote poco a poco de mí, de todo, y ahora apenas sé dónde encontrarte. Creo que es la falta de comprensión, de cariño, por la que te has ido esfumando sigilosamente sin que nadie se de cuenta, incluyéndome a mí. Y ahora, ¿dónde puedo encontrarte? Te has perdido en la penumbra de la oscuridad y me resulta difícil ver en ella, descubrir lo que oculta. Ilumíname, déjame un rastro de ti o una mínima huella con la que pueda llegar a rescatarte. Aunque sinceramente, creo que tú eres el único que puede salir de ella. Puedo buscarte e incluso encontrarte, pero lo de recuperarte o no, solo depende de ti.
 Una vez más se había hundido, no podía evitarlo, cualquier mínimo recuerdo suyo le hacía caer. Estaba muy acostumbrado a hacerlo y creía que eso tendría que continuar con él para siempre. No era capaz de cerrar esa puerta y de continuar con su vida. Sus recuerdos eran siempre los mismos y no ponía ningún empeño en hacerles callar. Sus continuas caídas solo hacían que se fuese quedando más solo, debilitándose. Debía encontrar un motivo al que aferrarse en esos momentos de tristeza, pero no se esmeraba en conseguirlo y en eso nadie podia ayudarle. Hasta que un día, algo dentro de él despertó, unas ganas tremendas de vivir surgieron de repente de su interior y gracias a eso pudo salir del oscuro agujero en el que se había quedado. El motivo, nadie lo supo nunca, pero gracias a él pudo recuperar su felicidad.

Siempre hay un motivo, una persona o un pensamiento por el que vale la pena seguir luchando.
Laura:)                                                                                                                                                  

miércoles, 5 de enero de 2011

Una noche mágica.

 Se quitó la ropa y se puso el pijama. Corrió a la cocina y preparó una bandeja con licor y polvorones. Llenó un cubo de agua y se metió en la cama sin rechistar. Esa noche debía de dormir del tirón y nada de ir al baño aunque, curiosamente, esa noche a ninguno nos daban ganas de ir. Los Reyes Magos estaban a punto de llegar y no se podía permitir que le vieran, así que esa noche durmió plácidamente aunque estaba inquieto, deseaba que amaneciera para correr a ver los regalos. 
  Había sido una larga tarde, llena de magia y de ilusión. Salió como cada año a la cabalgata y se llenó los bolsillos de caramelos. Deliciosos caramelos que le habían costado conseguir, no era nada fácil cuando estabas rodeado de niños que también quieren. Tenía el pelo lleno de confetti y de purpurina pero le divertía. Le encantaba tirarse a la calle a buscar esos caramelos que se habían escapado y salir corriendo a la llegada de una nueva carroza. ¡Cuánta magia recoge esa noche! Carrozas, camellos, pajes, duendes y Melchor, Gaspar y Baltasar. Expléndidos en sus magestuosos camellos cargados de regalos. ¿Cuál de ellos sería el juego que había pedido? ¿Y la bicicleta? Intentaba averiguar cuál de todos esos regalos sería el suyo y se iba a la cama contento, puesto que creía haberlos visto.

 Vaya, ¿qué ingenuo no? Aunque me gustaría volver a sentir esa gran ilusión, me gustaría volver a ser una niña para volver a vivir esos mágicos momentos. No está mal crecer, pero se dejan muchas cosas atrás. Aún recuerdo a mis padres diciéndome: “Venga, a la cama, que esta noche vienen los Reyes”. Puedo sentir aquella emoción.

Creo que estoy de acuerdo con Peter Pan, me gustaría volar  e ir a la derecha, a la segunda estrella de la derecha y directo hasta el amanecer. No me importaría vivir en el País de Nuncajamás y quedarme allí con mi inocencia.  Como le preguntó un día a Wendy: ¿Por qué tenemos que crecer?
                     El tiempo nos termina cazando a todos.

                                      
Laura :)